Aunque no lo creas, nuestras emociones tienen una conexión estrechísima con nuestro cuerpo, lo que causa un gran impacto no sólo en nuestro estado mental, sino también en el físico. No obstante, con el conocimiento adecuado, es posible observar cuán poderosas son ellas y cómo pueden ayudarte manejar tu ánimo y a mantenerte saludable.
Estamos seguros que más de alguna vez te has preguntado qué podrías hacer para beneficiar a tu cuerpo con la ayuda de las emociones que muchas personas intentan ocultar. Si analizamos nuestros sentimientos cuando nos molestan, no sólo podemos hacer algo por nosotros mismos sino que además podemos traer armonía a nuestro estado mental y físico. En esta ocasión, queremos compartir contigo las claves para acceder a la salud y a una vida plena.
1. Amor
Si estás enamorado, puedes notar un latido acelerado del corazón y las manos cada vez más sudorosas. Esto se debe a la estimulación de la adrenalina y a la norepinefrina,dice Kat Van Kirk, una sexóloga clínica, terapeuta matrimonial y familiar con licencia. Al mismo tiempo, la oxitocina, la hormona del amor, te hace sentir feliz, seguro y desvanece el dolor a medida que se activan las áreas de “analgésico” en el cerebro, haciéndote sentir mucho mejor físicamente. Como prueba de esto, se dice que las personas casadas viven más tiempo que las solteras.
2. Enojo y ansiedad
El enojo se relaciona con resentimientos, irritabilidad y venganza. Esto puede provocarte desde dolor de cabeza, insomnio y problemas de digestión hasta derrames cerebrales, afecciones en la piel y ataques cardíacos. Lo que es peor, si siempre te preocupas en demasía por todo, es que este sentimiento puede empeorar las cosas al fortalecer los síntomas del trastorno de la ansiedad generalizada. Para no dejar que la ira gane retrocede, haz una pausa, descubre por qué estás enojado y habla con la gente sobre lo que piensas. Encuentra una solución al problema y abandona los patrones de pensamientos poco saludables o negativos.
3. Depresión
Alguien que esté deprimido puede también tener problemas con la memoria o en la toma de decisiones, ya que la depresión es un trastorno cerebral que puede llevar a una angustia emocional. Este estado aumenta el riesgo de una serie de enfermedades que debilitan tu sistema inmunológico. También causa insomnio debido a la incapacidad de la persona de sentirse cómodo o a gusto consigo mismo, y la arrastra a tener muchos pensamientos negativos. Este sentimiento, sumado a la exposición al estrés, lleva al riesgo de tener un ataque cardíaco.
4. Miedo
Cuando nos enfrentamos al miedo y estamos asustados, la sangre literalmente se drena de nuestra cara, haciéndonos palidecer. Esto ocurre gracias al sistema nervioso autónomo, encargado del control de lucha o huida. Cuando nos enfrentamos a un problema que desencadena situaciones fuertes, los vasos sanguíneos pellizcan el flujo hacia la cara y las extremidades, enviando más sangre a nuestros músculos y el resto del cuerpo, provocando el efecto mencionado anteriormente que nos prepara para pelear o escapar de la escena.
5. Disgusto, asco o aversión
El disgusto o aversión por algo, o lo que es peor, por alguien, es una de las emociones más difíciles de controlar para cualquier pesona. A diferencia de otras como el miedo o la ira, que aceleran los latidos del corazón, este sentimiento hace que el ritmo cardíaco disminuya un poco. También puedes sentir náuseas o una sensación molesta en tu estómago.
Esto sucede porque la antipatía tiene muchos de los mismos elementos fisiológicos que componen el sistema digestivo. Para evitar esto respira hondo, date cuenta de que solo son tus emociones tratando de controlar tu pensamiento y haz lo contrario de lo que estás sintiendo: en lugar de burlarte de alguien o de algo, sé amable con ellos.
6. Vergüenza
Existe lo que se llama la vergüenza saludable, pues una persona no pierde su autoestima y libre albedrío, al contrario, es la tóxica la que se convierte en una especie de trauma para ella. Esto causa problemas como la producción excesiva de cortisol, la principal hormona del estrés, lo que conduce a un aumento de la frecuencia cardíaca y a la reducción de las arterias. Para superar la vergüenza, deja de compararte con los demás. Aprende a ser seguro y sin miedo de lo que las personas dicen o piensan. Déjalos hacer lo que ellos quieran y recuerda que sólo eres tú quien conoce la verdad. Ponte a prueba, gana la batalla y ámate a ti mismo.
7. Orgullo y desprecio
El orgullo irracional proviene de pensamientos negativos sobre otras personas junto con la sensación de que no hay nadie mejor que tú. Esta conexión puede hacer que te sientas estresado, lo que lleva a tener acidez estomacal, dolor de estómago, presión arterial alta, entre otras. El dicho “el orgullo va antes de una caída” muestra que ser así puede llevar a consecuencias que dan como resultado ignorar los riesgos potenciales. Si te es difícil decir “lo siento”, prueba estos consejos: deja de ser perfeccionista y considera tus fracasos como una oportunidad para un mejor intento. Sé más empático e intenta comprender los sentimientos de los demás. Acepta a las personas tal y como son, escribe tus disculpas y no te avergüences demasiado, porque esta es una de las razones principales que nos impiden ser libres.
8. Celos, envidia
Algunas personas piensan que los celos son dulces, pero sólo cuando no son demasiados. Los normales son lo que una persona siente cuando está preocupada o teme perder a un ser querido, mientras que los no saludables pueden destruir corazones, relaciones y familias. El estrés de los celos acelera el ritmo cardíaco y aumenta la presión arterial. También puedes tener otros síntomas que traen estas emociones negativas, tales como falta de apetito, pérdida o ganancia de peso significativa, insomnio, problemas estomacales, entre otros. Primero, comienza a creer en tu pareja, por trillado que parezca. No te compares con los demás y no confundas la fantasía con la realidad. Estos son los consejos más efectivos para vencer los celos en relaciones de cualquier tipo.
9. Felicidad
Aristóteles dijo una vez: “la alegría es el significado y el propósito de la vida, el objetivo y el fin de la existencia humana”. La felicidad y la buena salud no se pueden separar, haciendo que nuestros corazones sean más saludables, fortaleciendo al sistema inmunitario y logrando que nuestras vidas sean más largas. También nos ayuda a superar el estrés. Según un estudio publicado en el 2015, se encontró que el bienestar positivo tiene un efecto beneficioso sobre la supervivencia, reduciendo el riesgo de muerte en un 18% en personas sanas y en un 2% en aquellos con enfermedades preexistentes.
Empieza por aumentar tu felicidad ahora mismo abrazando a alguien que te importe, vistiéndote para impresionar no sólo a los demás, sino a ti mismo y no te olvides de sonreír. Además, recuerda estar activo, pasar tiempo al aire libre, descansar bien y meditar, ¡incluso si no sabes cómo hacerlo! Y el punto más importante ¡disfrutar tu vida!
10. Emoción espontánea en el síndrome de Cornelia de Lange y el síndrome de Rubinstein-Taybi
La literatura existente habla sobre las diferencias en el escaneo facial en personas con CdLS and RTS, 2 trastornos genéticamente definidos con perfiles únicos de comportamiento social. Las miradas de algunos se examinaron en las regiones de los ojos y la boca, y las preferencias visuales para expresiones faciales alegres y disgustadas se compararon con caras neutrales. El estudio mostró que la cantidad de tiempo dedicado a mirar a esas zonas fue similar entre 15 personas con CdLS y 17 personas con RTS. Además, ambos grupos de participantes mostraron un patrón similar de preferencia visual espontánea para las emociones.
11. La depresión y la ansiedad aumentan el riesgo de muerte por enfermedad hepática
Además del riesgo de una enfermedad cardíaca, sufrir ansiedad o depresión puede conducir a una afección hepática. Un estudio demostró que un trastorno mental puede conducir y aumentar el riesgo de daños cardiovasculares. A su vez, las enfermedades de ese tipo pueden ser una causa del hígado graso no alcohólico, que puede progresar a cirrosis. Por lo tanto, sufrir ansiedad o depresión puede aumentar significativamente el riesgo de muerte por enfermedad hepática.
12. El ejercicio puede afectar tu estado emocional
Diversas investigaciones demuestran que las personas que se ejercitan de forma regular, obtienen un impulso positivo a su estado de ánimo y experimentan tasas más bajas de depresión. Lo que sucede es que cuando haces deporte, tu cuerpo libera unas sustancias químicas llamadas endorfinas. Ellas se cruzan con los receptores en tu cerebro y reducen tu percepción del dolor.
Si hablamos de nuestras emociones, las endorfinas juegan un rol muy relevante. Se producen como respuesta a ciertos factores que desencadenan el estrés, el miedo o el dolor y están conectadas principalmente con receptores en las células de nuestro cuerpo que se encuentran en regiones del cerebro responsables de bloquear el dolor y controlar la emoción. La mayoría de tus sentimientos son manejados por el sistema límbico de tu cabeza, que incluye el hipotálamo, la región que procesa una serie de funciones desde la respiración hasta el hambre, y la reacción emocional. También hay receptores opioides en él, y cuando las endorfinas los alcanzan, experimentas placer y una sensación de satisfacción.