Nos hemos acostumbrado a vivir de manera tan rápida que el nacimiento de movimientos “lentos” que buscan darle un cambio drástico a la forma en que vivimos era inminente.
Hay dos que están causando sensación en sus industrias: “slow travel”, que busca que la gente se aleje de las grandes cadenas de hoteles y conozca poco a poco un lugar, de pasar tres días en el como turista y “slow food”, que es exactamente lo contrario a la comida rápida, y también es mucho más que eso.
Este movimiento de comida lenta tiene algo que ver con el de viajes, pues la lentitud en este caso no tiene que ver con el tiempo en que consumos un platillo (aunque los expertos aseguran que comer rápidamente es malo para la salud) sino el conseguir comida buena, limpia y justa, así como aprovechar los recursos naturales, respetar las tradiciones gastronómicas y mejorar el medio ambiente.
El movimiento de comida lenta sabe que las tradiciones son esenciales. Cada vez son menos las personas que saben cocinar platillos tradicionales, incluso muchas de las que se jactan de hacerlos, usan productos enlatados, procesados y simplificados, un ejemplo es el platillo mexicano mole. El mole es un complejo platillo basado en chiles, especias y espesado con maíz. Es uno de los platillos más representativos del país y mientras en algunos sitios la gente aún consigue todos los ingredientes (que a veces son decenas, si no es que más), la mayoría del país ya sólo compra las pastas preparadas.
No es algo malo que la gente lo consuma así, pero el movimiento de comida lenta sabe que nos acercamos a un momento crítico en el que todos olvidemos cómo preparar los platillos tradicionales y dependamos de las grandes industrias. Además de eso, el movimiento busca luchar contra la hambruna sin necesidad de llenar de químicos a los más pobres.
Ellos viven a través de tres principios, creen que la comida debe ser:
Buena
“El sabor y el aroma de un alimento, reconocible para ser los sentidos educados y bien entrenados. Ese es el fruto de la competencia del productor y de la elección de materias primas y métodos de producción, que en ningún caso debe alterar su naturalidad”.
Limpia
“El medioambiente debe ser respetado y las prácticas sustentables de agricultura, ganadería, procesamiento, comercialización y consumo deben tomarse en serio. Cada etapa en la cadena de producción agroindustrial, incluido el consumo, debe proteger los ecosistemas y la biodiversidad, salvaguardar la salud del consumidor y el productor”.
Justa
“La justicia social debe perseguirse mediante la creación de condiciones de trabajo respetuosas para el hombre y sus derechos, y ser capaces de generar recompensas adecuadas través de la búsqueda de un equilibrio económico global; a través de la simpatía y la solidaridad; mediante respeto por las tradiciones culturales”.
Es por ello que se piensa que el movimiento de comida lenta es el futuro, ya que al hacernos responsables de consumir éticamente a través de productos locales y libres de agentes que dañen nuestra salud y la del planeta es lo que se necesita en el mundo de hoy. Este movimiento se trata de ser capaces de reconocer los alimentos y las tradiciones que éstos guardan; pues un platillo no es un simple motor para nuestro cuerpo, es un pedazo de historia, cultura y tradición que se nos presenta todos los días.