Los ganglios linfáticos son una parte importante del sistema inmune, estos son nódulos del tamaño de un frijol con forma de riñón que están en todo el cuerpo siguiendo los vasos linfáticos.
Estos ganglios filtran la linfa y producen glóbulos blancos que combaten infecciones y activa la respuesta inmune ante virus, bacterias y patógenos.
En su estado normal son imperceptible, pero si se inflaman o aumentan su tamaño debido a un agente patógeno, estos aceleran la producción de glóbulos blancos para así detener la infección que nos aqueja.
En la mayoría de los casos los ganglios se inflaman por una infección o herida leve y se vuelven dolorosos o sensibles algunos días. Cuando la enfermedad cede, ellos vuelven a su tamaño habitual.
Pero en algunos casos la inflamación de los ganglios linfáticos puede ser una señal oportuna de que algo anda mal en nuestro cuerpo y debemos acudir a un médico.
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos
Los ganglios no disminuyen su tamaño
O siguen creciendo aunque la infección haya pasado hace semanas. También se debe detectar si aparecen sin motivo aparente y llevar un seguimiento en sus cambios de tamaño y sensación al tacto.
Se ponen rojos y sensibles
Si la piel se inflama y se vuelve rojiza y al tocar los ganglios se siente un dolor intenso, se debe acudir a un médico.
Se sienten duros y fijos
Si los logras palpar es porque están inflamados y si intentas moverlos no puedes es porque están fijos. Esto puede ser de importancia médica.
La inflamación viene acompañada de fiebre y pérdida de peso
Si la inflamación de los ganglios viene acompañada de sudores nocturnos, pérdida de peso inexplicable o fiebre intermitente, esto también es un motivo para visitar al médico.
Zonas donde los ganglios linfáticos se sienten con mayor facilidad
Los ganglios linfáticos están en todo el cuerpo pero resultan más evidentes al inflamarse en las axilas, inglés, amígdalas y el cuello.