El intestino se ubica a la altura del abdomen, entre el estómago y el recto, forma parte del aparato digestivo y se divide en dos grandes porciones: el intestino grueso y el delgado, los cuales cumplen funciones similares, pero con algunas diferencias.
Este órgano es el encargado de sintetizar los alimentos, el intestino delgado se encarga de degradar la mayoría de ellos y el resultado es absorbido por las células epiteliales, dirigiéndolo al torrente sanguíneo para distribuirlas por el resto del organismo. Mientras que el intestino grueso termina este proceso sintetizando el bolo alimenticio, absorbiendo las sales minerales y el agua para convertirlo en materia fecal, que luego es expulsada.
Los trastornos intestinales son bastante comunes y se asocian a problemas digestivos. La manera más fácil de localizarlos es ubicando la zona en donde se sitúan las molestias. Los dolores en el abdomen, las molestias estomacales o las hinchazones son los principales indicadores. Pero también existen otros factores no tan comunes que se encargan de delatar enfermedades o problemas en el intestino.
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Ansiedad por el azúcar
Los grupos bacterianos que residen en el intestino sufren diversos desequilibrios ligados al consumo de dulces y otras sustancias azucaradas. El problema es que en un principio se consume este componente de manera normal, pero luego se produce una ansiedad excesivo por comerlo.
Ingerir azúcar en exceso puede provocar diversos problemas de salud, como el sobrepeso.
Glucosa en exceso
Una de las principales funciones del intestino es la síntesis de alimentos, incluido el azúcar, por lo tanto si hay alguna deficiencia, el exceso de glucosa eleva el contenido de azúcar en la sangre y da paso a enfermedades como la diabetes.
Por otro lado, los procesos metabólicos se interrumpen y el ciclo de transformación enérgica falla.
Piel afectada
Algunos estudios han demostrado que los problemas intestinales pueden alterar la función de la barrera epidérmica, lo que provoca una disminución de los péptidos antimicrobianos de la piel y por lo tanto favorecen el desarrollo de infecciones.
Por lo mismo, el acné, la psoriasis, la rosacea o irritaciones de la piel pueden estar relacionadas con un desequilibrio en el intestino.
Inestabilidad digestiva
El exceso de gases, hinchazón abdominal o diarrea son causados por la alteración en la bacterias encargadas de proteger el intestino. De hecho, los problemas digestivos son el principal signo de que algo no está funcionando bien en ese órgano.
El desequilibrio en la flora intestinal se da por la aglomeración de sustancias nocivas, las cuales imposibilitan la absorción nutritiva de la mayoría de los alimentos.
Halitosis
La función estomacal puede verse afectada por el desequilibrio bacteriano en el intestino. Según un estudio publicado por el European Journal of Internal Medicine se comprobó que la mayor parte de los pacientes con infección intestinal sufrían de mal aliento.
Los gases ascienden, llegan a la boca del estómago, provocan gastritis y malos olores, como el mal aliento o la halitosis.