El nombre científico del hígado graso es esteatosis hepática y generalmente se asocia con la obesidad y el colesterol alto, pero también se puede presentar por un consumo excesivo de alcohol o por un síndrome metabólico como la diabetes y la hipertensión.
Es bastante difícil detectarla, pero existen algunos síntomas que pueden dar indicios de esta enfermedad que se genera cuando la grasa se acumula en las células hepáticas. En muchos casos estas células adiposas se llenan de grasa y “pasan” el exceso a los órganos cercanos.
Es importante saber que el hígado cumple funciones vitales para el organismo, produce proteínas, regula el metabolismo de la grasas, elimina las toxinas de la sangre y controla la cantidad de aminoácidos a nivel general, por lo que es fundamental mantenerlos en perfecto estado.
Hay algunos factores de riesgo que predisponen a una persona a contraer esta enfermedad, como mujeres de mediana edad, personas con sobrepeso, pacientes diabéticos o con colesterol elevado, tener ciertos hábitos alimentarios o problemas de adicción al alcohol.
Señales del hígado graso
El hígado graso es bastante difícil de detectar si la persona no se realiza un estudio, ya que es asintomática. Existen tres exámenes que sirven para diagnosticar esta enfermedad, pruebas de sangre, para conocer los niveles de trasaminasas; ecografías, en donde cuanto más brillosos y grande es el hígado más comprometido está; y la biopsia, para conocer el grado de padecimiento.
Algunos pacientes experimentan síntomas o problemas de salud que se pueden relacionar con el hígado graso:
1. Dolor abdominal
Se presenta una “puntada” o incomodidad en el centro o parte superior derecha del abdomen. No tiene que ver con una actividad ni esfuerzo puntual. Puede aparecer luego de comer, ya que el estómago se expande y presiona sobre el hígado agrandado.
2. Hinchazón abdominal
El hígado graso es la presencia de líquidos entre los peritoneos visceral y parietal, y deriva de una enfermedad hepática, por lo que los síntomas son distensión abdominal, indigestión, dolor en la espalda baja y dificultad para respirar. También pueden presentarse edemas en los tobillos.
3. Indigestión
Si cualquier cosa que se consume, aunque sea sano o en poca cantidad, provoca un malestar estomacal, náuseas o gases, tal vez se deba a una complicación a nivel hepático. Las personas con hígado graso muchas veces van al médico pensando que el problema es la indigestión y al hacerse exámenes se percatan de que sufren esteatosis.
4. Fatiga
Cuando el hígado no trabaja correctamente el metabolismo del cuerpo se vuelve más lento, esto sucede cuando cualquiera de los órganos importantes sufre algún problema. Entonces el cuerpo trata de protegerse de la situación y compensa la falta bombeando menos sangre.
Este caso puede derivar en un cansancio inexplicable, problemas de concentración, confusión, fatiga o pérdida de energía. También se puede perder el interés en las actividades que antes realizaba y en cambio querer pasar muchas horas durmiendo.
5. Orina oscura
A través de la orina se pueden detectar muchas enfermedades o dolencias, ya que este líquido transporta toxinas y desechos que se están eliminando del organismo. En caso de padecer hígado graso el color será más oscuro que lo habitual y eso no cambiará a los largo del día, ya que es normal que sea más oscura en las mañana pero luego se aclara durante el día.
Las heces también pueden presentar cambios, ser más blancas o con color arcilla y más hedor que de costumbre.
6. Cambios en la piel
La ictericia es una las señales de hígado graso y se trata de una coloración amarilla de la piel y las mucosas debido al aumento en los niveles de bilirrubina acumulada en los tejidos. También puede generarse por la destrucción de los eritrocitos o por un problema en la vesícula biliar.
Otros problemas que se pueden presentar en la piel son que el cuello y las axilas se descoloran, los vasos sanguíneos se ven rotos en el rostro, las palmas de las manos se enrojecen, hay arañas vasculares en la espalda, pecho u hombros o debajo de las uñas aparecen manchas blancas.
Dieta e hígado graso
Cuando se ha diagnosticado el hígado graso se debe comenzar un tratamiento adecuado, además de los medicamentos que se recetan es fundamental seguir una dieta baja en grasas y realizar actividad física.
1. Reducir la ingesta de productos refinados
Esto abarca las harinas y los azúcares blancos. Puedes optar por granos enteros y versiones integrales.
2. Sigue una dieta mediterránea
Es una de las más sanas que existe, porque está basada en muchos alimentos bajos en grasas o con grasas saludables como el aceite de oliva.
3. Evita el alcohol
El alcohol es uno de los principales enemigos del hígado ya que consumirlo en exceso no solo puede derivar en hígado graso, sino también en cirrosis.
4. No consumas ciertos medicamentos
Consulta siempre a tu médico antes de consumir medicamentos, ya que pueden ser perjudiciales para tu condición. Probablemente debas reducir la ingesta de analgésicos, estrógenos y antiinflamatorios.
5. Haz deporte
El ejercicio en un gran aliado para tu salud en general, es la mejor medicina y harás que poco a poco tu sistema hepático funcione correctamente. Puedes dar largas caminatas por el parque, pasear a tu perro, andar en bicicleta o correr. O es necesario comenzar a ir a un gimnasio para mover tu cuerpo, lo ideal es que lo realices al menos tres veces a la semana.