El té es una de las bebidas favoritas del mundo por sus múltiples beneficios, por eso estamos convencidos de que es saludable. Pero existen muchos matices en los que incluso una bebida tan inofensiva como el té acaba convirtiéndose en algo muy peligroso para la salud.
Estos son los errores más comunes que deben evitarse para que estar bebida saludable no se convierta en una poción peligrosa.
Elegir un té con sabor a cíticros
En 2013, el Journal of Toxicology publicó un estudio analizando 30 diferentes tipos de té y su nivel de toxicidad. En todas las muestras, los científicos encontraron un contenido peligrosamente alto en plomo, y en algunos, incluso de aluminio. Estos metales aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, renales y del sistema reproductivo.
En 2015, fue realizado otro estudio por el Journal of Food Composition and Analysis, ampliando los datos ya conocidos. Al final, resultó que el té de bolsitas con sabor a cítricos contiene entre 10 y 70 veces más cantidad de aluminio, cadmio y plomo que sus variedades no aromatizadas.
Comprar variedades a precios muy económicos
Un estudio publicado en el año 2013, también en el Journal of Food Composition and Analysis, reveló que el contenido de flúor en los tés de bajo coste superó la norma más de 3 veces, lo que puede provocar fluorosis dental y artritis.
Vale la pena señalar que las variedades costosas de té tiene un contenido de flúor más reducido. En este tipo se encuentran menos sustancias peligrosas, gracias a las tecnologías de cultivo, la forma en que se cosecha y el procesamiento de las hojas: se llevan a cabo cumpliendo todas las normas y regulaciones estrictas.
Tomar infusiones durante el embarazo
En noviembre de 2015, la revista Food Chemistry analizó 44 muestras de infusiones de hierbas destinadas a mujeres embarazadas, madres lactantes y también a los bebés. El estudio demostró que el 86 por ciento arrojó un resultado positivo de la prueba de la presencia de toxinas que causan daño hepático.
Tomar té demasiado caliente
El otorrinolaringólogo británico Henry Charpe estima que el té demasiado caliente puede tener un efecto negativo en los vasos de la nasofaringe. El vapor que sale de la taza provoca que se expandan y a menudo puede llegar a causar un sangrado nasal.
La temperatura normal para beber un té es de 50-60ºC. Para alcanzar la temperatura óptima, una taza con té recién hecho debe reposar entre 5 a 7 minutos.
Hacer el té demasiado cargado
The New England Journal of Medicine publicó historias de varios pacientes que se vieron afectados por la costumbre de tomar el té muy cargado. Impresiona el caso de una mujer de 47 años que durante 17 años tomó a diario su té elaborado con 100-150 bolsas. En muy poco tiempo, perdió prácticamente todos sus dientes y sus huesos se volvieron frágiles.
Esto sucedió debido a la acumulación de flúor en los huesos que provenía de tomar el té muy cargado. Los nutricionistas recomiendan no tomar más de 4 a 5 tazas al día.
Tomar té justo después de comer
Los estudios que se llevaron a cabo por la Universidad de California en el año 2011 revelaron que el té “une” el hierro que llega al cuerpo a través de los alimentos, empeorando así de manera significativa su absorción.
Se tomar té justo después de comer, se puede desarrollar una anemia ferropénica, que lleva a consecuencias desagradables, empeora el estado de la piel y del cabello. Los médicos aseguran que hay que esperar al menos 20 minutos después de comer antes de tomar un té.
Tomar té antes de ir a dormir
La cafeína y las sustancias aromáticas son un motivo por el que adoramos el té, peor desgraciadamente nos hacen un flaco favor antes de ir a dormir. Tomando esta bebida vigorizante, la frecuencia del pulso aumenta, el flujo sanguíneo se acelera y el sistema nervioso central y el cerebro aumentan su ritmo. Por la mañana o durante el trabajo, el té es un gran compañero de viaje pero por la noche, su consumo puede quitarte todo el sueño de golpe. Si quieres dormir mejor no tomar té.
