Al rededor del 70% del cuerpo humano es agua y es por eso que ninguna persona puede dejar de consumirla por más de una semana sin poner en peligro su vida. Este líquido vital participa en las reacciones metabólicas y catabólicas del organismo, además de ser esencial para la salud de la piel, el cabello y las uñas.
Lo negativo es que muchas veces no le proporcionamos al cuerpo la cantidad diaria necesaria y, como consecuencia, se desarrollan varios trastornos físicos y mentales. Sabemos que la sed es el signo más evidente de la deshidratación, existen otras señales contundentes que alertan sobre la falta de líquido en el cuerpo.
1. Cambios en los hábitos de micción
En promedio, una persona sana orina de 6 a 7 veces al día. No obstante, esta cantidad puede variar en cada individuo según la cantidad de líquido que ingiera a lo largo de la jornada.
Si sólo orinas 2 o 3 veces al día es primordial incrementar el consumo de agua y, en lo posible, consultar al médico. El consumo deficiente de agua afecta de forma directa la salud renal y puede conducir a complicaciones de salud graves.
2. Continuos dolores de cabeza
Cuando la cefalea se produce a causa de la deshidratación es común que el dolor sea más intenso en movimiento. Los dolores de cabeza continuos pueden ser el resultado del desequilibrio en los líquidos del organismo. El agua es esencial para mantener el adecuado riego de la sangre y un correcto balance en la respuesta inflamatoria del organismo. Por ejemplo, un individuo que no ingiere suficiente agua suele sentir tensión al hacer movimientos rápidos o de exigencia física como subir y bajar escaleras. En caso de identificar la falta de líquidos como causa de este trastorno, se aconseja tomar agua y sales minerales.
3. Boca seca
Ante esta condición es primordial mantener una botella de agua a la mano y, de ser posible, usar un hidratante para los labios. La sequedad en la boca es muy habitual cuando el cuerpo no tiene suficiente líquido para la producción adecuada de saliva. El riesgo de este problema es que el pH de la boca sufre un desbalance y aumenta el riesgo de infecciones en la cavidad oral y la garganta.
4. Alteraciones en el color de la orina
Cuando el cuerpo no está bien hidratado, los riñones tienen dificultades para expulsar las toxinas y la orina presenta un cambio de color drástico. Los cambios en el color de la orina siempre son un motivo para encender las señales de alerta, en especial cuando se acompaña con un olor fuerte. . Si esta es demasiado oscura o turbia, se debe consultar al médico para descartar la deshidratación crónica o una enfermedad renal. Para solucionarlo se debe aumentar el consumo de agua, pero de forma gradual. El ingerir varios vasos de agua al mismo tiempo puede ocasionar problemas más graves.
5. Fatiga
Hidrata cada mañana el cuerpo con un vaso de agua tibia. La falta de agua afecta la oxigenación de las células del cuerpo y conduce a episodios fuertes de fatiga crónica. Hay quienes piensan que pueden solucionarla con café o una bebida energética; sin embargo, esto sobrecarga al hígado y, a largo plazo, puede ser peor.
6. Calambres musculares
En conjunto con la deshidratación, se produce una alteración en los niveles de electrolitos del organismo. Esto indica que el potasio, el calcio y el magnesio se disminuyen, lo cual ocasiona calambres musculares y dolencias.
7. Estreñimiento
Si el consumo de líquido es escaso, el sistema tiene dificultades para expulsar los desechos y las heces se quedan retenidas en el colon. El consumo diario de agua es esencial para mantener la lubricación y movimiento del intestino, y evitar el estreñimiento. Para que no pase, se recomienda ingerir entre 6 y 8 vasos de agua al día, además de frutas y verduras ricas en fibra.
8. Piel seca
Para mantener una piel hidratada y suave no solo es importante aplicarle tratamientos de uso tópico. La ingesta diaria de agua previene las alteraciones en la producción natural de aceites, evita la sequedad y contribuye a eliminar las toxinas que aceleran su envejecimiento. Tener deficiencia de grasas naturales en la piel indica que el cuerpo está deshidratado y pide a gritos más consumo de agua.
Resumiendo, muchas funciones del organismo dependen del agua y el no ingerirla puede provocar reacciones indeseadas y enfermedades. Es primordial atender a tiempo los síntomas de la deshidratación para no correr el riesgo de desarrollar enfermedades más complejas.