De acuerdo a los experimentos realizados se descubrió que bloqueando una proteína específica que alimenta al tumor, éste se estresa y se autodestruye. El profesor Costantinos Koumenis, oncólogo de la Universidad de Pensilvania, señala que el objetivo de su estudio era atacar el crecimiento de las células cancerígenas, por lo que investigó sobre células del intestino, las mamas y linfoma humano cultivadas en laboratorio y además sobre roedores diseñados genéticamente para desarrollar linfomas.
Esta técnica ya ha funcionado en cáncer de intestinos y de sangre tanto en humanos como en ratones, de hecho ya existen medicamentos que son capaces de bloquear esta proteína, la ATF4, lo que llena de esperanza a todo el mundo al tratarse de un tratamiento que revolucionaría el área médica y podría acabar con el cáncer de miles de personas.
Es común que nuestro cuerpo autodestruya células para protegerse, pero las células cancerígenas ignoran esta señal de alerta que envía el sistema inmunutario, por eso es tan difícil encontrar la manera de atacar y acabar de una vez por todas con el cáncer.
Durante mucho tiempo los científicos se centraron en un gen llamado MYC, el cual impulsa el crecimiento celular normal, pero cuando está mutado permite que el cáncer se propague rápidamente. Recientemente se ha descubierto que la proteína AFT4 controla una vía química de crecimiento de las células cancerígenas, por lo que al boquear esa vía, estas células producen mucha cantidad de proteína y mueren.
Los inhibidores de AFT4 ya existe, se relacionan con enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer, pero aún queda investigar si esta proteína le provoca algún efecto secundario no deseado al cuerpo.
La proteína AFT4 es activada por una encima llamada PERK, la que se debiese bloquear para que el tratamiento funcione, sin embargo, no siempre funciona, ya que el gen MYC controla una segunda encima llamada GCN2 que funciona de forma paralela. De esta forma atacando directamente la proteína AFT4 se impide que la célula cancerígena cree una protección que la ayude a sobrevivir.
Durante la investigación los científicos bloquearon la AFT4 en los ratones y se percataron que los tumores seguían creciendo pero también muriendo. Lo que provocaba era detener los linfomas y los tumores en los intestinos. Según el doctor Koumenis, estos resultados podrían ser un buen indicio en los pacientes.
Por ahora los científicos seguirán conociendo el funcionamiento de la AFT4 y lograr de una vez por todas encontrar la cura del cáncer.