La descomposición climática esta siendo acelerada debido a la incapacidad de los bosques tropicales de absorber dióxido de carbono tal como lo hacían antes.
El Amazonas en 10 años podría ser una fuente de carbono para la atmósfera debido a la deforestación, la agricultura en la zona y la ya conocida crisis climática que atraviesa el mundo.
Si lo anterior ocurre, la crisis climática empeorará, obligando al mundo a minimizar todo aquello que produzca carbono para palear la situación.
«Hemos descubierto que uno de los impactos más preocupantes del cambio climático ya ha comenzado», dijo Simon Lewis, profesor de la escuela de geografía de la Universidad de Leeds quien es un autor del estudio. «Esto es décadas antes incluso de los modelos climáticos más pesimistas».
100 instituciones científicas confirman la disminución de la absorción de carbono por parte de los bosques tropicales en al menos un tercio desde 1990. Todo esto tiene sus bases en la deforestación, la sequía y las altísimas temperaturas que va alcanzando el mundo. De hecho se piensa que los bosques tropicales podrían convertirse en fuentes de carbono en el 2060.
«Los humanos han tenido suerte hasta ahora, ya que los bosques tropicales están eliminando gran parte de nuestra contaminación, pero no pueden seguir haciéndolo indefinidamente», dijo en una nota con The Guardian y explicó: “Necesitamos frenar las emisiones de combustibles fósiles antes de que el ciclo global del carbono comience a trabajar en nuestra contra. El tiempo para la acción es ahora».
En la COP26 que se realizará en noviembre se espera que los países presenten planes para disminuir sus emisiones de carbonos a cero a mediados de este siglo, pero son muchas las empresas y países que pretenden disminuir lo anterior a través de la compensación de plantar nuevos bosques.
Lo anterior no sería significativo para disminuir la emisión de gases.
«Se habla mucho sobre la compensación, pero la realidad es que cada país y cada sector necesitan alcanzar cero emisiones, y cualquier pequeña cantidad de emisiones residuales debe eliminarse de la atmósfera», dijo Lewis. «El uso de los bosques como compensación es en gran medida una herramienta de marketing para que las empresas intenten continuar con los negocios como siempre».
En la década de 1990, los bosques tropicales absorbieron 46.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que se traduce en el 17% de las emisiones por parte de los humanos, pero en la última década la cantidad es de 25.000 millones de toneladas, es decir sólo un 6% de las emisiones.
Lo anterior es la misma diferencia de las emisiones de una década de Alemania, Francia, Canadá y el Reino Unido juntos.
El derretimiento de los hielos deja más mar que es reflectante y absorbe más calor lo que produce mayor difusión del mismo. Esto acelera el cambio climático lo que sumado a lo que hemos dicho sobre los bosques tropicales, ayudaría a desatar un calentamiento global muy difícil de frenar.
Cuando los árboles mueren, los bosques pierden su capacidad de absorber carbono, lo mismo que ocurre a raíz de la sequía, las altas temperaturas, la deforestación y los incendios.
Tom Crowther, fundador del Crowther Lab, que no participó en la investigación, le dijo a The Guardian: “Este análisis proporciona evidencia preocupante de que, junto con las tasas de deforestación continua, la tasa de secuestro de carbono de los bosques tropicales también podría verse amenazada por el aumento de la mortalidad de los árboles. Esta es una información muy importante, ya que la capacidad de los bosques tropicales para capturar las emisiones antropogénicas de carbono podría verse gravemente afectada”.
El estudio public en la revista Nature rastreó 300000 árboles por 30 años, dando evidencia del déficit de absorción de dióxido de carbono por parte de los bosques tropicales. La observación de estos bosques se llevó a cabo en África y el Amazonas.
La investigación se llevó a cabo usando clavos de aluminio para identificar árboles a los que midieron altura y diámetro y cada pocos años volvían a hacer lo mismo. Esto los llevó a poder calcular el carbono almacenado en árboles que vivieron y murieron, descubriendo que al Amazonas se debilitaba más rápidamente, pero que ahora también los hacen los bosques de África.
El Amazonas se convertiría en una fuente de carbono en el 2030.
El científico jefe de Greenpeace, Doug Parr, llamó a los gobiernos a darle más atención a la ciencia, a reducir sus emisiones y a proteger los bosques.
«Durante años, hemos recibido advertencias científicas sobre los puntos de inflexión en el sistema de la Tierra y los encargados de la toma de decisiones y las políticas los han ignorado en gran medida» expresó e indicó que “Los bosques ahora aparentemente están perdiendo la capacidad de absorber la contaminación es alarmante. ¿Qué otra llamada de atención necesitamos?”