Los problemas de salud siempre están presentes en la vida de todas las personas; sin embargo, pareciera ser que en las mujeres hay algunos que son un poco más comunes.
Por ejemplo, las varices, que a simple vista parecen normales, pero pueden ser bastantes peligrosas si no se cuidan. Es muy relevante asistir a controles médicos periódicos para evitar que esas varices se conviertan en algo más complicado y peligroso como una trombosis venosa.
Sabemos que las varices aparecen por una mala circulación, generalmente, se originan en las zonas inferiores del cuerpo, como los muslos y los glúteos. No obstante, no todos sabemos que el peligro comienza cuando se crea un coágulo de sangre que logra detener la circulación sanguínea.
Es por eso que cuando estamos en presencia de la trombosis venosa, debemos poner mucho ojo, pues se crea un coágulo de sangre en cualquier vena de nuestro cuerpo que impide una buena circulación sanguínea. Lo que puede originar problemas muy serios si llega a desligarse de la zona, es decir, puede ir por todo el torrente sanguíneo hasta llegar a una arteria y bloquear por completo nuestro sistema.
Los doctores suelen explicar que las trombosis nacen normalmente en los muslos, pero también hay que tener en cuenta que hay dos clases de trombos y cada una tiene síntomas diferentes. Ambas trombosis son peligrosas, pero una es más severa que la otra, así que tenemos que está bien al pendiente de cual se padece y tomar cartas en el asunto.
Trombosis venosa superficial
Puedes verlas a simple vista, además la zona se sentirá un poco caliente y con una presión poco soportable. Estas son fáciles de diagnosticar ya que las venas sobresalen en un color muy azul y son duras al tacto, muy parecidas a un nudo y el dolor que causan es alto. Si no se cuidan esta trombosis a futuro se puede sufrir la más severa, además de correr el riesgo de contraer infecciones. La infección que genera esta trombosis es la “Flebitis”.
Trombosis venosa profunda
Este caso es muy peligroso, porque no nos damos cuenta en qué momento pasa de un trombo superficial a una severa. los síntomas varían entre presión elevada en la zona donde las venas se ven abultadas, el área se torna muy rígida al tacto. Hay calor única y exclusivamente en el lugar afectado y se siente un raro hormigueo que se extiende desde la varicela afecta a toda la pierna. Cuando la piel se torna muy azulada o simplemente le falta color, es una clara señal de que la sangre ha dejado de circular con normalidad y hay que acudir a un médico.
Consejos
Lo mejor para poder combatir este problema es hacer ejercicio diario. Por ejemplo, una caminata de media hora o cardio puede ayudar mucho. Tomar duchas de agua fría en la zona de las piernas, evitar la sal en la alimentación y beber mucho líquido. Los jugos naturales son buena opción para mejorar la salud y evitar estos peligrosos problemas.