Desde pequeños siempre nos dijeron que si nos acostábamos temprano no creceríamos, pero psiquiátricamente las reales consecuencias de dormir tarde para los niños tienen que ver con la tendencia a sufrir más trastornos.
Según un polémico estudio “irse a dormir temprano” influiría tanto en el crecimiento como en el desarrollo de los niños. Conclusión a la llegó el reconocido psiquiatra pediátrico Dr. José Ferreira Belisario, quien concluyó que el cambio en nuestros hábitos y formas de vida impactan e influyen directamente en el futuro de los niños, relacionándose con problemas como falta de atención, aumento de la ansiedad y otros trastornos.
Actualmente es poco probable que los niños se vayan a la cama y efectivamente se duerman antes de las 22.00 horas, sin embargo el Dr. Belisario señala que frecuentemente las familias asisten a las consultas médicas debido a las consecuencias de acostar tarde a los niños.
Modificar los hábitos es posible
Para poder modificar los hábitos del niño es necesario cambiar los hábitos de la familia en general, ya que el pequeño no querrá irse a dormir si ve que el resto de la casa sigue en pie. Por lo que es necesario preparar el entorno y apagar las luces de la casa.
Otro dato importante que aclara el Dr. Belisario es que la luz de la casa, especialmente la de los dormitorios, debe ser cálida, ya que este tipo de iluminación relaja y ayuda a conciliar el sueño.
Dejar los aparatos electrónicos encendidos durante la noche no favorece a la conciliación del sueño, de hecho son los grandes enemigos que despiertan a las personas durante la madrugada.
Consecuencias de acostar tarde a los niños
Los niños deben dormirse temprano debido a que la hormona del crecimiento actúa siempre a las 00.30 hrs. en la mayoría de las personas, pero solo lo hace en la cuarta etapa del sueño.
Por lo tanto si el pequeño se acuesta a las 22.00 o 23.00 hrs. la hormona no tendrá el tiempo suficiente para actuar de manera eficaz, lo que afecta negativamente al crecimiento del niño.
Durante el estudio se compararon imágenes cerebrales de niños que dormían temprano con otros que se acostaban tarde y los sometieron a exámenes matemáticos. Los primeros resultaron tener un rendimiento óptimo, mientras que los segundos solo destacaron en un pequeña parte.
La hipótesis del estudio afirmó que los niños que dormían menos o mal, tendían a retener menos lo estudiado que los niños mejor descansados, lo que a su vez repercutiría en las pocas probabilidades de padecer enfermedades como Alzheimer en los futuros niños que sí dormían las horas adecuadas.
Según el especialista es importante que los padres alientes a sus hijos a practicar deportes desde una temprana edad, ya que este tipo de enfermedades mentales se pueden evitar y retardar a través del ejercicio físico mezclado con el sueño.