Las plantas medicinales cuentan con un gran tradición terapéutica y el jengibre es conocido por sus grandes propiedades curativas. Para aprovecharlas lo mejor es aprender a cultivarlo en casa siguiendo tres simples pasos.
Esta raíz de un ligero sabor picante es un rizoma que puede ser plantado bajo techo y en casa. Un tubérculo muy fácil de hacer crecer que puedes utilizar para tus ensaladas, salsas e infusiones.
Propiedades terapéuticas
- Es el antiinflamatorio ideal para el síndrome premenstrual. Alivia la retención de líquidos y es un buen relajante aliviando también el dolor.
- Ayuda a que absorbamos mejor los nutrientes de los alimentos.
- Es digestivo.
- Comer jengibre con miel te ayudará a reducir las náuseas, los gases intestinales y eliminar los calambres estomacales.
- El té de jengibre alivia el dolor de garganta y los síntomas del resfriado, incluso la gripe.
- Los baños con aceite esencial de jengibre ayudan a reducir el dolor de las articulaciones.
¿Cómo cultivar jengibre en casa?
Comprar el jengibre
Elige el jengibre que te parezca más hinchado y de piel firme, brillante y de color beige claro, sin muchas arrugas ni rincones marchitos. Estos son los idóneos para el cultivo.
Prepara el suelo
La maceta debe ser amplia y el jengibre crece mejor en un luz no muy intensa, entre sol y sombra. El suelo debe estar húmedo y la tierra suelta, para ello pon tres partes de tierra por una de arena.
En el fondo de la maceta agrega piedras para que el agua drene adecuadamente. Llena la maceta hasta tres cuartos de su capacidad.
Sembrar el jengibre
Haz un hueco en la tierra y pon el jengibre en el interior Busca los brotes que tenga, ya que esa será la parte de debas poner hundida en la tierra.
Pon la maceta entre el sol y la sombra o con una luz indirecta. Lo ideal es plantarlo en primavera o verano, ya que al jengibre le gusta el calor. Debes regarlo poco cada día, para que no se ahogue.
Las raíces tardan alrededor de 10 meses en crecer, recién en ese momento serán comestibles. Cuando veas que han crecidos tallos y hojas fuertes, deja pasar una dos semanas más y luego mira bajo la superficie. Ahí van a estar los rizomas que estarán pequeños pero listos para consumir.
Recuerda cultivarlos con luz suave, calor y un poco de agua cada día, de esta manera en menos de un año podrás disfrutar de su exquisito sabor.