El olor a bebé activa los terminales de dopamina en el cerebro, lo que produce placer y gratificación.
El olor a bebé es uno de los más deliciosos que se puede sentir y el problema es que puede hacernos adictos a él, según un estudio.
En la revista Frontiers in Psychology se publicó una investigación donde se estudió a 30 mujeres. De ellas 15 eran madres y la otra mitad no tenía hijos. El estudio buscaba ver la actividad cerebral de las mujeres al exponerlas a diferentes olores y cuando fue el turno de oler el pijama de un bebé, las mujeres comentaron que el olor era placentero y el cerebro experimentó una actividad particular.
El olor a bebé gatillo un aumento en los niveles de dopamina en el cerebro, lo que se asocia con la gratificación. Un efecto similar al que ocurre tras comer algo delicioso, tener relaciones sexuales satisfactorias o consumir drogas, según la misma investigación. El olor a bebé ejerce control sobre nosotros ya que provoca «una motivación por actuar de cierta manera, dado el placer asociado a una conducta en particular».
«Estos resultados muestran que el olor de los recién nacidos juega un rol indudable en el desarrollo de respuestas motivacionales y emocionales entre madre e hijo/a, ya que genera reacciones de cuidado maternal tales como el amamantamiento y la protección del bebé».
Johannes Frasnelli, investigador de la Universidad de Montreal
La reacción de las mujeres que eran madres fue más potente que la de aquellas que no lo eran, lo que explicaría el apego incondicional y el instinto maternal. Los investigadores no pueden explicar si las mujeres que fueron madres recientemente sufrieron cambios hormonales que puedan haber aumentado los niveles de dopamina o si reaccionan directamente al olor de su bebé.
Respecto a los hombres, estos no fueron partes del estudio así que no se sabe que causa el olor a bebés en ellos.