Familia Preocupada Por Los Alimentos Transgénicos Decide Cultivar Su Propia Comida En El Patio

La familia Dervaes comenzó esta idea como una afición  pero pronto esto se convirtió en un estilo de vida, lo que ellos mismos llamaron una “revolución casera”.

En Pasadena, California Jules Dervaes vive con sus hijos Anais, Justin y Jordanne en una sencilla casa, pero cuando accedes a ella por la parte trasera, se siente como si estuvieras en una casa de campo en plena ciudad.

 

Mucha comida en poco espacio

La familia Dervaes en su terreno produce 2700 kilogramos de comida al año con una lista en la que destacan frutas, huevos, vegetales, leche, miel, mermelada, chocolate y muchos condimentos.

“Es una forma de vida, ajena al consumismo y la rapidez que caracterizan al mundo actual. Es una vuelta a los valores de nuestros antepasados” dice Jules Dervaes.

 

Adaptación constante

Aunque nos parezca genial todo lo que saben de la familia Dervaes hasta ahora, la verdad es que Jules Dervaes está preocupado por las sequías que han tenido que enfrentar los últimos 4 años ya que no sabe por cuanto tiempo podrán seguir soportando esto cuando se aproxima de nuevo el verano.

“Hemos tenido que adaptarnos e ir probando distintas estrategias” dice Jules.

“Hay una serie de reglas, como por ejemplo mantener un porche bonito. No se puede tener un huerto en el frente de la casa” continua relatando Jules.

“Además del huerto, que es nuestro principal recurso, tenemos un jardín de flores y plantas, algunas de ellas comestibles, y también nos hemos aventurado en la producción de mermelada, miel, chocolate e incluso refrescos” relata.

La familia cree en un regreso a las tradiciones y a la vida sana para el cuerpo y el espíritu por eso están a la vanguardia en lo que se refiere a  ahorro de energía y por sobre todo, a la reducción del consumo de agua.

 

Sequía preocupante

Las autoridades de California están incitando a sus ciudadanos a cambiar el aspecto de sus jardines delanteros intentando que estos ya no cultiven césped pues esto requiere del gasto de mucha agua. El cambio que ellos quieren es que la gente coloque en su lugar plantas nativas como el cactus que puede adaptarse de mejor manera al clima de la localidad.

La sequía, la mayor preocupación de los Dervaes 

Esta familia intenta mantener un sistema de irrigación que consuma poca agua. Además tienen un sistema para recuperar las aguas que salen de su hogar y así regar algunos árboles. También poseen una ducha externa cuya agua va a parar al riego de sus cultivos y no a una cañería.

 

Postura ante la vida

Jules Dervaes nació en Tampa, Florida, pero en 1973 se trasladó a Nueva Zelanda para llevar una vida rural y apartarse de lo que Estados Unidos representa en lo económico. Su país y su disputa en la guerra de Vietnam lo habían decepcionado.

Pero la vida misma hizo que Jules debiera regresar a su país, primeramente a Florida donde desarrolló la crianza de abejas que había aprendido en Nueva Zelanda y en 1985 llegó a California, donde hasta hoy vive con su familia.

 

El proyecto urbano une a toda la familia

En 1985 compró la casa donde vive hoy y en el 2001 preocupado por la aparición de los alimentos transgénicos decidió cultivar sus propios alimentos.

Desde entonces todo ha sido ensayo y error.

“Para alcanzar el objetivo de producción que teníamos en un espacio tan pequeño”, dice Dervaes “tuvimos que ampliar, ampliar y ampliar”.

El huerto empezó en la parte trasera, con un sistema de parcelitas que es eficiente en el uso de agua y propicia que se acerquen los ‘insectos buenos’.

Además de sus cultivos la familia Dervaes posee animales como gallinas, cabras y patos.

“De la parte trasera nos extendimos al jardín delantero, después hicimos uso de la entrada para autos y finalmente tuvimos que recurrir al terreno de una vecina, donde tenemos parte de nuestro cultivo” dice Jules.

 

Superar contratiempos

La “revolución casera” de esta familia ha atraído mucha atención de otros lugares de donde viene gente que quiere un huerto igual. Jules deja en claro que tener un huerto no es algo fácil. “Hace falta perseverancia”, dice Jules Dervaes.

“Es mejor empezar poco a poco y no rendirse ante los contratiempos”.

“Nosotros hemos tenido los nuestros, ¡lo que pasa es que de eso no hay fotografías!”, exclama.

“Hay que seguir adelante, los reveses no son para siempre”.

 

Un mundo en decadencia

Hacía donde va la humanidad es lo que Jules Dervaes ve con preocupación ya que cada vez nos hacemos más dependientes de lo material y de la tecnología.

Así es como se ve la casa de los Dervaes desde arriba, con sus plantaciones de alimentos saludables.

Aunque para esta familia es imposible competir con los grandes productores, partes de sus cosechas las venden a restaurantes o a personas que quieren productos naturales.

“Vivimos en un planeta enfermo que parece gritar: ¡ayuda!, ¡cúrame!”.

“Nosotros queremos marcar la diferencia. Empezamos por la comida, le incorporamos el elemento de la música y caminamos hacia una vida de compañerismo y conversación”.

“Esto no es un hobby, es un proyecto para las generaciones futuras y una cuestión de supervivencia”.

 

Mira como se ve el jardín de esta familia: