Durante el periodo de sueño nuestro cuerpo descansa y recarga las energías para comenzar un nuevo día en condiciones óptimas para realizar las actividades. Pero además cuando el cuerpo se relaja y descansa, el cerebro comienza la tarea de almacenamiento de los nuevos conocimientos y aprendizajes adquiridos durante el día.
Al no dormir lo suficiente se incrementa la producción de proteínas que afectan la conexión entre las neuronas, lo que imposibilita la conservación de las actividades mentales que permiten recordar los hechos. Por lo tanto si no descansamos las horas adecuadas, 8 horas diarias, podríamos presentar algunas afecciones como es el caso del Alzheimer.
Esta enfermedad afecta principalmente a personas mayores, ya que a medida que pasan los años, estas personas disminuyen sus horas de sueño y aceleran la producción de placas seniles, las que acaban con las células buenas impidiendo el correcto envío de información entre las neuronas.
Es así como los malos hábitos de sueño afectan gravemente a la salud cerebral, provocando la aparición de Alzheimer o demencia severa. La falta de sueño degenera las neuronas y no se puede recuperar durmiendo más de la cuenta algunos días, ya que la activación de la producción del daño cerebral se produce al dormir y no se regenera con el sueño posterior.
No solo dormir poco afecta, sino también el sueño intermitente, ya que con la inestabilidad al dormir se pierde el 25% de las neuronas aproximadamente. Esto afecta tanto a la cotidianidad, porque se dificultan los procesos de aprendizaje, como a la vejez, con la aparición de Alzheimer.
Mientras dormimos, el cerebro elimina las toxinas y también las proteínas que aceleran el crecimiento de las placas seniles que incrementan la pérdida de memoria.
Una de cada seis mujeres es propensa a padecer Alzheimer, mientras que los hombres tiene un riesgo inferior, solo uno de cada 11 puede padecer esta enfermedad cerebral. De hecho la mujeres de mayor edad tienen más riesgo de la aparición de Alzheimer que de sufrir cáncer de mama.
Esta es una enfermedad de alto riesgo ya que no tiene una cura aún y no hay tampoco tratamientos efectivos que traten o disminuyan el daño causado en el cerebro. Lo único que podemos hacer por ahora es intentar mejorar la salud a través del buen sueño y el equilibrio del tiempo de descanso del cerebro, sin tener intermitencias al dormir.
Para lograr un buen descanso se debe contar con la luz apropiada, al dormir no debe haber ni un destello de luz en la habitación, para que cuando amanezca nuestro cuerpo se acostumbre al reloj biológico y pueda despertar sin problemas en presencia de luz natural.
Uno de los grandes problemas para la conciliación correcta del sueño son los turnos laborales, hay personas que trabajan de noche algunos días y esto altera el reloj biológico y por consecuencia el sueño, lo que compromete la salud y el bienestar del cerebro.
También afecta bastante el ver televisión o estar frente a una pantalla de computador o celular, antes de dormir, porque la luz emitida es similar a la luz del día, lo que altera el desarrollo, calidad y cantidad del sueño.
Para poder dormir mejor sería ideal tomar una ducha caliente 30 minutos antes de ir a la cama, esto hará que el cuerpo se relaje y así se prepara para el sueño. Además sería necesario alejar los dispositivos electrónicos de la habitación donde se va a dormir por los efectos que produce en la salud.
Por lo tanto la salud cerebral dependen en gran medida de la calidad y la cantidad del sueño diario, por lo que es crucial mantener un horario adecuado para garantizar el bienestar tanto físico como mental.