Las mujeres siempre se han asociado a las actividades del hogar, desde la antigüedad son ellas las que se preocupan de la cocina, la limpieza, el mantenimiento y el cuidado de la familia. Por ello se asume que todas las mujeres tienen grandes habilidades para estas actividades.
Actualmente la cocina y todo lo relacionado con el hogar es territorio de ambos sexos, pero muchas mujeres que se dedican a la preparación de las comidas demuestran tener un espíritu puro. Principalmente porque conocen el valor, el esfuerzo y la dedicación que se necesita para la fabricación de los platos.
Sin importar el nivel de habilidades culinarias que la mujer posea, todo su amor se refleja en el sabor de sus platos. Hasta la comida más simple es capaz de transmitir este sentimiento gracias a su capacidad de incluir detalles como decoraciones y pequeños toques “femeninos”.
Las mujeres suelen repetir las mismas recetas que sus abuelas o madres les enseñaron, por ello a lo largo de los años, persiguen ese sabor típico del plato que brinda alegría y emoción.
Por esto las mujeres transmiten sus almas puras y buenas mediante la preparación de platos, ya que no se trata solo de alimento para saciar el hambre, sino de crear un menú armonioso, saludable y que valora los gustos individuales de las personas que aprecia.
Las madres frecuentemente tienen en consideración los platos favoritos de sus hijos, pareja, padres o amigos, ya que buscan complacer y brindar felicidad a las personas más queridas de su vida a través de sus comidas.