Seguramente conoces los elegantes platos de langostas y si lo has probado ya sabes que tienen un magnífico sabor. Todo bien con eso, pero el problema está en que para cocinarlas hay que hervirlas vivas, evitando así que se estresen.
Los chefs aseguraron durante mucho tiempo que los crustáceos no sentían ningún dolor cuando los cocinaban, pero esto es una mentira.
Luego de varios estudios se ha demostrado que las langostas no solo experimentan dolor, sino que sufren traumas, por lo que la Asociación Veterinaria Británica está haciendo un llamado para proteger a estos crustáceos y también a los cangrejos que se utilizan para cocinar.
El proceso de cocción dura alrededor de 15 minutos, momento en el cual el animal inocente se desespera en el agua caliente y no tiene posibilidades de huir.
Los chefs recomiendan aturdirlos antes de cocinarlos, de esta manera evitan que los crustáceos liberen hormonas por estrés, las cuales afectan su sabor.
Giorgio Locatelli, ganador de una estrella Michelin, es uno de los chefs que ha implementado esta recomendación.
“En mi opinión, no solo es más humano sino que también mejora la calidad de la carne. Hace muchos años, mi esposa vio a un chef poner una langosta viva en una olla en nuestra cocina y casi se divorcia de mí. Desde entonces, hemos utilizado una máquina asombrosa”.
Giorgio Locatelli, chef
Desde 2018 está prohibido en Suiza cocinar cualquier tipo de crustáceo vivo y desde entonces Noruega, Nueva Zelanda, partes de Australia y Austria han seguido el ejemplo.
En Reino Unido, los veterinarios quieren que se detenga el maltrato y que todos sepan que sí se puede comer una deliciosa langosta sin hacerla pasar por ese trauma innecesario.
Porque las langostas sufren y por muy deliciosas que sean, no merecen ese trágico final.