Mantener una relación de pareja por largo tiempo conlleva mucho trabajo. Cuando aceptamos a alguien en nuestra vida no solo nos quedamos con lo bueno, sino que también con lo malo, porque nadie es perfecto. Se necesita esfuerzo y mucha comprensión para sobrellevar los altos y bajos en una relación, saber cuándo es el momento de dar el brazo a torcer y aceptar algunas características de la persona con quien decidimos compartir el resto de nuestra vida.
Jayne Tapper, una mujer de Newton Abbot, Devon, Reino Unido, aceptó todas las facetas de su marido. Luego de varios años de matrimonio, ella ya no sabía qué hacer con la afición de él por ir todas las tardes, luego del trabajo, al bar más cercano.
En la cultura inglesa, el bar no es solo un lugar en donde vas las personas a tomar cerveza o algún trago, sino que es un espacio en donde transcurre la gran mayoría de la vida social. El clima de ese país es bastante lluvioso, por lo que es lógico que no se frecuenten parques o lugares a la intemperie.
Luego de varios años tratando de lidiar con este “problema”, Jayne comenzó a pensar de una manera más creativa. Conversaron con su marido y decidieron que la mejor solución sería llevarse el bar a la casa.
Rápidamente se pusieron manos a la obra y convirtieron su patio en un pequeño bar.
El espacio fue implementado con una mesa y una barra. Ahora no solo su marido ya no tendría que dejar la casa para ir a tomarse una cerveza, sino que además, ella podía acompañarlo y no dejar a su perrito solo.
La pareja es dueña de una gran y hermosa Basset Hound y su pasión por esa raza es tal que nombraron al bar en honor a ella: The Doghouse Pub.
Ahora Jayne y su marido pueden pasar más tiempo juntos y a veces en compañía de sus amigos, quienes se deleitan con el servicio personalizado de la misma Jayne.