Nunca sabes lo desagradable que es ver un cuarto desordenado hasta que tienes hijos adolescentes, es un hecho. Pero lo que nos convoca el día de hoy es todo lo contrario, ya que desde muy pequeñas nos enseñan a ser ordenadas y a mantener nuestra habitación impecable. No obstante, cuando comenzamos a crecer definimos el tipo de mujer que nos convertiremos y si seremos un desastre del orden o no.
Si somos desordenadas, las personas y los padres, en mayor medida, lo consideran un defecto, pero la verdad es que la ciencia ha llegado con nuevas noticias que contradicen a todos aquellos que nos hicieron sentir mal alguna vez por ser desordenadas. Los estudios plantean que es mejor siempre tener la habitación como un “chiquero” o basural.
Sin ir más lejos, un estudio realizado por la Universidad de Minnesota, expuso que las mujeres que tienen la costumbre de ser extremadamente desordenadas en su cuarto, serían más sanas que quienes mantienen todo absolutamente perfecto.
El estudio reveló que las mujeres desordenadas tienen una mejor salud física y mental.
Un ejemplo de esto es que tienen menor riesgo de sufrir un infarto, porque no sienten estrés por el orden y dejan que todo fluya. Por otra parte, y no menos importante, también mencionan que existe una posibilidad de tener menos arrugas, ya que el proceso de envejecimiento se hace más lento, debido a que el desorden no se considera como sinónimo de falta de higiene.
Como dato, el estudio reveló que las personas que tienen todo desordenado son más creativas y es posible que se inspiren de forma más rápida que quienes no.
Como si todo eso fuera poco, el estudio también nos muestra que las mujeres desordenadas tienen menor probabilidad de enfermar del estómago debido que el nivel de enojo, rabia o estrés es menor por lo que permiten que su cuerpo trabaje de forma adecuada.
Personalmente, no me convence del todo este estudio, pero sí tiene sentido en sus planteamientos, así que como madre de adolescentes desordenadas tendré que tomar lo positivo que acá se plantea. De todas formas, podemos continuar con nuestra adoración a Marie Kondo y su método de tirar casi todo para mantener un orden tranquilizador.