Numerosos estudios indican que un cuerpo alcalino es un cuerpo más sano, incluso así lo señala un estudio llevado a cabo en el Instituto de Bioenergía Humana (BHU) de Barcelona. Este dato es algo, que sin lugar a dudas, has escuchado, pero hay que matizar algunos datos, ya que es muy común escuchar expresiones como “tener un cuerpo alcalino es evitar todo tipo de enfermedades, incluso el cáncer”.
Es necesario ser prudentes, objetivos y ser consientes de que no existen ningún remedio milagroso que nos permita ser inmunes a cualquier enfermedad, menos cuando hablamos del cáncer. Sin embargo aspectos tan sencillos como alimentarnos adecuadamente, mantener hábitos de vida saludables y disponer de un pH en su nivel óptimo son fundamentales para disfrutar de una buena salud.
Un cuerpo alcalino
La acidez o la alcalinidad se mide en nuestra sangre, a través de una escala que va de 0 hasta 14. La mitad, es decir, mas o menos un 7,4 es el nivel más adecuado. Cuando hay un aumento de ese nivel nuestro organismo se vuelve más “ácido” y ante ese desequilibrio, el cuerpo reacciona cogiendo nutrientes de los órganos para compensar esta diferencia, ahí es cuando comienzan los problemas.
El estrés, la contaminación, una dieta inadecuada, el tabaco y el sedentarismo son algunos de los factores que hacen que nuestro cuerpo sea más ácido. La acidez se mide sobre todo en la saliva y en la orina. Un cuerpo ácido es aquel que está perdiendo nutrientes, vitaminas y minerales, y se puede notar inmediatamente en la fragilidad de las uñas, la caída del cabello, en el cansancio inexplicable y en los molestos dolores de cabeza.
Los médicos nos dan el ilustrativo ejemplo de lo que es un “cuerpo ácido” con el símil de los autos: si están oxidados y hay ácido en su motor, no podremos ponerlo en marcha, pero si el auto está “alcalino” y bien lubricado, entonces funcionará a la perfección. Con nuestro ocurre lo mismo y el objetivo es intentar mantener siempre un cuerpo más alcalino que ácido, con un nivel de pH que no se aleje demasiado de ese 7,4.
Consejos para disfrutar de un cuerpo alcalino
Lo más importante es llevar un equilibrio entre los alimentos alcalinizantes y los ácido. Se trata, sobre todo, de no sufrir deficiencia y de beneficiarnos de las propiedades de ambos para que nuestro pH esté en su nivel óptimo. No obstante, los nutricionistas, nos recomiendas siempre consumir menos alimentos acidificantes y más alcalinizantes.
Empieza a combatir al acidez en tu alimentación
El primer objetivo es equilibrar nuestro pH y nuestra alcalinidad a través de una alimentación más sana donde evitemos o tomemos con moderación y equilibrio esos elementos que aportan acidez a nuestra sangre:
- Lácteos
- Jugos envasados
- Harina blanca
- Azúcar
- Sal
- Frituras
- Chocolate con leche
- Café
- Carne roja
- Bebidas o refrescos con gas
- Alcohol
Estos alimentos debes consumir con mayor frecuencia en tu dieta:
- Limón (Fruta medicinal ideal para alcalinizar el organismo. Una vez que llega al estómago, inicia procesos muy importantes que combaten la acidez, proceso es recomendable tomar cada mañana en ayunas un vaso de agua tibia con limón, es más efectivo)
- Espinaca
- Pepino
- Ajo
- Bayas de Goji
- Almendras crudas
- Calabaza
- Tomate
- Cebolla
- Ortiga
- Diente de león
- Palta
- Jengibre
- Coles de Bruselas
- Bicarbonato de sodio
Combate el sedentarismo
La mejor forma de eliminar las toxinas y de aportar oxígeno y nutrientes a nuestra sangre, es haciendo un poco de ejercicio todos los días. Es vital y aunque hay veces en que no encuentras ese rato para salir a caminar o a nadar, vale la peno que lo tengas muy en cuenta y que lo veas como una prioridad en tu vida.
Gestión emocional y control del estrés
El nivel de acidez en nuestro cuerpo puede dispararse si nos vemos sometidos a largos periodos de estrés o ansiedad. Son esos momentos de la vida en que, de pronto, perdemos el control de lo que es importante y nuestra salud no solo pasa a segundo plano, sino que se resiente y no nos damos cuenta de ello.
El trabajo, las presiones familiares, los problemas emocionales y una existencia marcada por las emociones negativas y el estrés se traducen siempre en desequilibrios químicos y en un mayor índice de acidez.
Respira, toma aire y recuerda que lo más importante es tu salud y tú. Si no te priorizas no podrás servir de ayuda a los demás ni a ti mismo, y una felicidad sin salud no es una existencia con calidad.