Una de las etapas que menos recordamos de nuestra vida es sin duda la niñez, los únicos recuerdos que muchos tenemos son basados en las historias que nos contaron de cuando éramos pequeños pero realmente no nos percatamos de lo inquietos, revoltosos o insoportables que éramos en esa época. Y todo claro, para aprender de los errores, si no ¿cómo lo haríamos?
Desafortunadamente hoy en día debido al “escándalo” que los niños generan en público, ciertos hoteles y restaurantes han habilitado la opción “libre de niños”, para que así los clientes no pasen “un mal rato” cerca de lloriqueos o gritos molestos.
Es algo que quizás todos quisiéramos hacer, especialmente si convivimos con niños, pero ¿realmente es la solución o simplemente nos convertimos en personas muy intolerantes?
Hay muchas formas de controlar estas situaciones, pero hay veces en que lo que más estresa a la madre o el padre que está con el niño son las miradas desagradables de la gente, que no conciben que los gritos o llantos son propios de la edad y no necesariamente son “malcriados”.
Hay veces en la situación se espaca de las manos y solo basta un poco de paciencia y tolerancia para que todo se solucione.
No necesariamente es útil en ese momento una mirada desagradable hacia los padres, quizás haría falta un poco más de empatía porque todos pasamos por esa etapa siendo niños o volveremos a pasarla siendo padres, nadie está libre de estos “escándalos en público”.
Visto de otro modo, menos mal que existen lugares exclusivos para estas personas intolerantes, así los padres con inconvenientes no se sentirán tan juzgados a la hora de los berrinches.